Dirígete al espejo, acerca un papel amarillo o dorado a tu rostro y luego sostén otro trozo de color gris plateado. Si te favorece más el amarillo, tu tono de piel es tibio; si te sienta mejor el otro, el veredicto es firme: tienes un moreno frío.
Lo aconsejable para el primer grupo son los reflejos similares al chocolate negro o los rojizos que ayudan a perfilar las facciones.
Para las de moreno frío, el castaño oscuro es una apuesta segura —claro que debes ser cuidadosa, ya que podrías echarte unos años encima—. ¡Ah! Y si prefieres algo diferente y 100 % natural, atrévete con la gama Glossy Henna Collection de L’ Oréal Paris inspirada en los rojizos exóticos de la India, los caoba de Marruecos y los cobrizos egipcios.
Cuando quieras y donde quieras, ¡decídete por el color de pelo para morenas que mejor encaje contigo —y con tu pelo—!