Cremas hidratantes con protección solar: ¿por qué son indispensables?

Que los rayos UVB, UVA, la radiación IR-A, la radiación visible y los infrarrojos tienen efectos irreversibles en nuestra piel no es ninguna novedad; pero a continuación vamos a ahondar en algunos detalles que lo mismo no tenías tan dominados. Te adelantamos la conclusión: protección solar sí o sí.

La dermatóloga Cristina Eguren nos las explica en profundidad: “Desde siempre se ha achacado el envejecimiento al paso de los años, pero ya sabemos que hay factores que influyen mucho más que el cronológico. La genética tiene mucho que ver, pero el genoma es solo responsable del 25% de este proceso; el 75% restante es consecuencia del exposoma y la exposición solar es uno de los 7 grandes factores externos que lo provocan. Los rayos solares aceleran el fotoenvejecimiento de la piel porque alteran la estructura cutánea y su funcionamiento: activan el melanocito, degradan el colágeno y la elastina, engrosan la capa córnea, alisan las ondulaciones de la epidermis, afinan a esta última y también a la dermis, etc. En resumen: para evitar todo esto, la fotoprotección es una medida fundamental”.

Según la Dra. Eguren todo dependerá del estilo de vida, de la localización y de la época del año; pero una crema facial hidratante con factor de protección solar 20 vale para un día a día de ciudad durante los meses de invierno, otoño y primavera. Ahora bien, nos advierte que para planes o momentos como el verano en los que de antemano sabemos que vamos a someter a nuestra piel a un mayor índice de radiación ultravioleta sí que deberíamos acompañar la protección de nuestra crema hidratante con un protector solar de factor 50.

Sí, y durante todo el año (cuando hace frío, durante un día nublado…) y aunque no salgas de casa. Es decir, que sea invierno no nos exime de hacerlo. De hecho, y teniendo en cuenta las consecuencias del sol, hay muchos profesionales que consideran más importante en una rutina antiaging el uso diario de un protector solar para la cara que el uso de una crema facial hidratante específica. Pero sin duda, lo mejor para el cuidado de la piel es combinar ambas aplicaciones: cuidado + SPF.

Nos queda clarísimo que el fotoenvejecimiento es incuestionable y que del mismo modo que apostamos por cremas que contienen activos que mejoran nuestra piel, no nos podemos olvidar de la fotoprotección. Aquí te dejamos cuatro productos que cumplen con ambas acciones. Por cierto, ¿tienes dudas de cuál deberías utilizar? Pues hazte un diagnóstico experto de tu piel con Skin Genius. Solo tienes que pinchar en cualquiera de las fichas de producto que te dejamos debajo y seguir las indicaciones paso a paso. Facilísimo, ya verás.

• Crema de Día Revitalift Filler [+ Ácido Hialurónico] con SPF 50. Tratamiento antiedad que destaca por su capacidad de rellenar las arrugas, devolver el volumen al rostro y su alto factor de protección solar. Por cierto, el ácido hialurónico es un ingrediente superhidratante que se puede empezar a utilizar a cualquier edad (desde los 20-25 años podrías incorporarlo a tu rutina perfectamente). 
• Crema de Día Revitalift Laser con SPF 20. Cuidado antiarrugas que reduce las manchas y renueva la textura de la piel.
• Crema de Día Revitalift Clásico con SPF 30. Mejora la firmeza del rostro y reduce visiblemente los diferentes tipos de arrugas.
• Crema de Día Age Perfect Golden Age con SPF 20. Ideal para pieles maduras (a partir de los 50 años). Reaviva el tono rosado natural de la piel, a la vez que le devuelve densidad y firmeza.

En línea con lo que comentaba Cristina Eguren, todas estas cremas hidratantes serían suficientes para protegernos del sol durante los meses de invierno, otoño y primavera. Sin embargo, durante los periodos en los que coincide un aumento del índice de radiación solar con un mayor número de horas de exposición, tendremos que acudir además a un fotoprotector solar especial para la cara. Y, por último, permítenos una aclaración: usa siempre SPF por el día, pero nunca por la noche. De este modo no obstaculizarás el proceso de regeneración nocturna de la piel.