Limpiar profundamente la piel antes de ir a la cama es el primer paso para una piel bonita. Eliminará las impurezas acumuladas durante el día (contaminación, humo, sebo), preparará la piel y le permitirá que respire. También le ayudará a absorber los ingredientes activos: antienvejecimiento, matificante, hidratante, etc. Sin embargo, ten cuidado, ya que no desearías que la película hidrolipídica protectora se dañe. Empieza colocando unos discos de algodón empapados en cada ojo para diluir las sombras de ojos y la máscara de pestañas grasas. Deja que actúe unos segundos y, a continuación, elimina la suciedad como se indica en la figura 8, asegurándote de no dañar las pestañas. Limpia el resto del rostro con ayuda de los dedos para no terminar frotando e irritando la piel. Puedes usar un aceite, un gel o una loción limpiadora. Ejerce movimientos circulares sobre la frente, las mejillas, la barbilla y los laterales de la nariz. ¡Y no te olvides del cuello! Elimina los restos de tu limpiador con un disco de algodón empapado en agua tibia y finaliza con un poco de agua termal o floral.