¿Te atreves con la tendencia del slow beauty?

Slow life, slow food, slow beauty... Es hora de que todas pisemos el freno, olvidemos las carreras de ratas y bajemos el ritmo. ¿Los efectos secundarios? Un estilo de vida equilibrado, responsable y saludable.

CONSEJO
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¿En qué consiste el slow beaut?

Ten la seguridad de que el slow beauty no intenta satanizar ciertos productos, hacer que no nos cuidemos o decidamos no maquillarnos. No se trata de cambiar drásticamente nuestras rutinas de belleza, sino de tener presentes nuestras necesidades y estar informadas de lo que usamos y cómo vivimos. Es una curva de aprendizaje que nos ayuda a comprender mejor que algunos ingredientes pueden dañar nuestra piel (los sensibilizantes o irritantes) y nuestro medioambiente (los productos y artículos no biodegradables o no solubles). La idea se basa en simplificar nuestras rutinas de belleza y utilizar solo lo esencial. Eso implica evitar todos los productos petroquímicos, procesados y con colorantes, conservantes químicos, alcoholes y contaminantes.  
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Ventajas del slow beauty

La regla de oro para ralentizar el ritmo que llevas con tu rutina de belleza es ser 100 % natural: piensa en reemplazar tus productos habituales por aquellos que contienen aceites vegetales, polvos minerales e hidrolatos florales. Con la dosis correcta y la combinación perfecta, funcionarán de maravilla. ¿Nuestros favoritos? El aceite de jojoba, el aceite de avellana, el aceite de argán (sí, son todos aceites naturales), el agua de rosa, los arándanos, la miel, la manteca de karité, el aloe vera y la leche de burra. La decisión está en tus manos, pero es una gran idea para preservar el medioambiente.  
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Inconvenientes del slow beauty

A pesar de que nos preocupemos por los ingredientes con los que se formulan nuestros cosméticos, no siempre contamos con la posibilidad de comprometernos con el medioambiente. ¿Un ejemplo? Recurrir a nuestros sentidos. La fragancia y la textura juegan un papel clave a la hora de elegir nuestros productos preferidos. La tendencia del slow beauty realmente no lo tiene en cuenta. ¿Otro? Sí, el tema de los conservantes. Los tratamientos caseros no emplean conservantes, lo que significa que carecen de tiempo de durabilidad, lo que podría conllevar el desperdicio de productos que acaban siendo desechados. Sin embargo, siempre se está en constante progreso en este ámbito, así que permanece atenta.