Cómo cuidarte el pelo en casa: todo lo que hemos aprendido este año

A la ristra de consejos que llevamos compartiendo contigo desde que nos conocemos, se han sumado nuevas incorporaciones. ¿Preparada para recibir nuestra lista de grandes éxitos capilares recién actualizada? Creemos que, ahora que estás en modo esponja, es un gran momento. Con más de uno te quedas, ya verás.

Todo un clásico que nosotras hasta hace poco no cumplíamos (y lo mismo tú tampoco). Cuando el pelo está húmedo la fibra capilar está más frágil y las posibilidades de rotura aumentan considerablemente. Los entendidos aseguran que cepillar el pelo en seco favorece la microcirculación del cuero cabelludo y estimula la raíz. Primero ponte con las puntas (que es donde se concentran más los nudos), luego con los medios y termina con la raíz. ¡Ya puedes pasar a la ducha! (si ese día te toca pelo, claro). Elegir un tipo de cepillo u otro según la tipología de tu cabello también es relevante.

Muy al hilo con lo anterior, últimamente hemos oído que cepillar el pelo unas 20 veces (20 pasadas) antes de irte a dormir funciona. Parece ser que, como decíamos arriba, es bueno para exfoliar el cuero cabelludo y estimular la circulación sanguínea. Además, de este modo aceleramos la desaparición de los cabellos que están en proceso de caída, para dejar paso a los nuevos.

¡Mito a la vista! Y además uno de los grandes, de los que se ha ido transmitiendo de generación en generación y, a día de hoy, aún nos hace dudar. El lavado diario no es perjudicial para la salud de nuestro cabello siempre y cuando —y este matiz es muy importante— estemos utilizando el producto adecuado. Por cierto, a la hora de elegirlo, no solo te fijes en tu pelo, también es importante que escuches a tu cuero cabelludo (y para esto lo mismo necesitas ayuda experta).

Sobrevolamos este consejo rápidamente porque, de tantas veces que te lo hemos repetido, vas a pensar que tenemos algún tipo de trastorno. Así que, al grano: realiza todo el lavado con agua tibia (el agua muy caliente puede dañar el cabello) y, en el momento del aclarado, baja la temperatura para cerrar las cutículas. Esto se traduce en fibra capilar más uniforme y lisa, pelo brillante y menos encrespado.

Es un acto reflejo. Cogemos el bote y no paramos de apretar hasta que tenemos la certeza de que vamos a conseguir un “casco” de espuma reseñable. Pues parece ser que esa no es la actitud. Peluqueros y estilistas recomiendan echar sobre la palma de la mano tan solo una nuez de producto (visualiza una moneda de 5 céntimos) y, si no te parece suficiente, repetir con otra nuez. Es decir, hacer dos lavados con aclarado de por medio.

Mucho nos tememos que, a no ser que seas una aventajada, no lo has estado haciendo bien. El método correcto dista bastante de subir las puntas arriba y frotar todo el pelo (cuero cabelludo incluido) a la vez. Lo que tienes que hacer a partir de ahora es aplicarte el champú primero sobre las manos, extenderlo entre las mismas y luego incidir sobre la raíz (en forma de suave masaje), sin implicar al resto. Se recomienda siempre empezar a utilizar el champú sobre el pelo humedecido previamente con agua tibia.

Acertar en la elección tanto del champú como del acondicionador (principalmente), pero también del resto de cuidados es una cuestión de estado y debes tener muy en cuenta la naturaleza de tu cabello y el momento en el que se encuentra para no fallar. ¿Necesitas un poco de orientación? Aquí te hacemos un escáner rapidísimo de todas las gamas Elvive de L’Oréal Paris.

• Elvive Color Vive: cabellos teñidos.
  
• Elive Total Repair: cabellos muy dañados.
  
• Elvive Dream Long: cabellos largos dañados.
  
• Elvive Aceite Extraordinario: cabellos secos y apagados.
  
• Elvive Full Resist: cabellos que sufren caída por rotura.
  
• Elvive Color Vive Violeta: cabellos teñidos, blancos o grises con reflejos anaranjados.

El champú es incuestionable y creemos, aunque nos ha costado, que ya te has dado cuenta de que el acondicionador también. Ahora bien, si quieres hidratar tu cabello y que luzca sano vas a necesitar recurrir sí o sí a mascarillas, aceites y sérums. ¿Un truco? Déjalos actuar todo el tiempo que te sea posible —si puedes durante toda una noche mejor que mejor— y cubre tu pelo con un gorro de ducha o con una toalla de microfibra caliente para que el producto se active más con el calor. A la mañana siguiente lávate el cabello y alucina con el resultado. ¡Ah! Acondicionadores, sérums y aceites los puedes usar a diario, pero la mascarilla con 1 o 2 veces por semana será suficiente.

Secar tu pelo al aire cada vez que te lo laves sería lo óptimo, pero si la naturaleza no te ha regalado una melena perfecta —pocas son las afortunadas—, vas a tener que recurrir a protectores térmicos para que el uso del secador, de la plancha, de las tenacillas, etc. no acabe con tu melena. Otra opción sería que optaras por peinados que no supongan trabajo previo, pero no sabemos si esto te encajará todos los días. ¡Una última aclaración! Aunque uses protector térmico procura que la temperatura de tus herramientas de calor sea siempre lo más baja posible.

Con pequeños pasos se consiguen grandes resultados. ¿A que le estás pillando el punto a esto de saber cómo cuidarte el pelo en casa? Nosotras estamos alucinando con lo buena alumna que estás siendo (últimamente).